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Foto: Diario La Republica

En respuesta a la falacia del ppkausa Roberto Vieira. Nada justifica un golpe de estado

El injustificado e innecesario golpe de estado del 05 de abril de 1992

Publicado: 2016-09-07

El 05 de abril no es una fecha digna de conmemorar en nuestra historia republicana, sino de condenar ante dos lamentables acontecimientos, el primero en 1879 cuando Chile nos declara la guerra por su sed expansionista y que los peruanos superamos a punta de estoicismo y cuya derrota no es motivo de vergüenza porque nuestro espíritu de lucha jamás fue conquistado, mientras que el segundo se produjo en 1992 con el último golpe de estado que hemos sufrido, la cual produjo el quiebre del Estado constitucional de derecho para dar paso a la satrapía más corrupta que hemos padecido, ese golpe de estado perpetrado por Alberto Fujimori, también llamado autogolpe, no solo fue funesto sino también innecesario, porque no tenía razón de ser, siendo el móvil para que dicho ciudadano japonés y su gavilla ejecutaran un siniestro plan en complicidad con malos elementos de las fuerzas armadas y policiales, inspirados en el "Plan Verde", para tomar el Poder y manejarlo a su antojo con la excusa que ser la única forma de salvar al Perú, sin embargo los resultados nos demostraron que el régimen fujimorista fue la tiranía más corrupta y destructiva de las Instituciones que el país tenga memoria y sus efectos aún la seguimos padeciendo, al dejarnos como parte de ese triste legado un país sin valores republicanos, ni memoria, donde las cuestiones coyunturales, mediáticas y banales están por encima de los grandes debates nacionales. 

Se habla mucho de la crisis económica heredada del desastroso primer gobierno de Alan García (1985-1990), pues las normas que se dieron para aperturar la llegada de inversiones privadas nacionales y extranjeras, las privatizaciones, y la reinserción del país en el ámbito financiero internacional se logró en 1991 bajo la vigencia y el imperio de la Constitución de 1979, y lo mejor que fue durante el régimen democrático (1990-1991), habiendo sido producto del consenso entre los senadores y diputados del Congreso electo en 1990 para ponerse de acuerdo y aprobar las leyes que permitieron esos avances, así como por otorgar las facultades legislativas que le concedieron al Poder Ejecutivo; más bien fue a raíz del 05 de abril de 1992 que todo ese proceso se estancó por un año, posteriormente tuvimos que presenciar durante el auge de la dictadura el remate de los activos públicos, el recorte de los derechos laborales y sociales, la censura a la libertad de expresión, se mercantilizó la justicia al comprarse jueces y fiscales al servicio del SIN, se vendieron armas a las FARC, ni olvidar el narcoavión presidencial, diarios chicha, robo de millones del erario nacional, compra de congresistas, fraudes electorales, desapariciones forzadas, asesinatos de periodistas, campesinos y dirigentes sindicales, ilegal re reelección, etc.

Años después, tanto los economistas PPK y Ricardo Lago, así como el sociólogo Julio Cotler, han señalado de forma reiterada el innecesario golpe de estado en 1992, porque el Perú estaba encaminado para salir de la crisis económica. En otro tema, referente a la lucha antiterrorista, entre 1990 y 1992 se emitieron los decretos legislativos que permitieron derrotar el terrorismo y que fue obra y mérito del GEIN y no del ex dictador Alberto Fujimori como la mentira urbana pretende hacer pasar como verdad, solo recordemos que en el año 1991 el GEIN pudo haber capturado a la cúpula sanguinaria de Sendero Luminoso cuando ubicaron una vivienda en Lima donde se mimetizaban, sin embargo fue el propio Fujimori quien al enterarse por información filtrada por sus propias fuentes, mientras estaba fuera del país, ordenó el aborto del operativo de captura porque quería estar presente en ese momento, lo cual permitió que los terrorista se fueran a otra vivienda, por tanto debido a esa falta de patriotismo y vedetismo político de Fujimori no se pudo lograr la captura que hubiese evitado el atentado de Tarata en 1992.

Se pudo haber avanzado con la Constitución de 1979 sin recurrir al atropello del estado de Derecho, solo comparemos la Constitución de 1991 de Colombia, la cual se parece más a la Constitución peruana de 1979 que a la de 1993; precisamente es la Constitución de 1993 la que nos ha sometido a las actuales crisis sociales por haber recortado derechos laborales, fomentó la crisis política al imponer un Congreso unicameral nada representativo luego de la eliminación del Senado por ese dictador chicha, y a una crisis económica que a la fecha padecemos con la desaceleración debido a que se favorece el esquema primario exportador y deja de lado el fomento de la industria, lo cual nos ha puesto vulnerables ante la caída del precio de los metales, pues dicho texto constitucional de 1993 fue elaborado por la imposición del SIN a través de un CCD dócil y controlado por la mafia en el poder, al punto de tener que recurrir al fraude en un referéndum con resultados dudosos, conforme lo reconoció años después el Tribunal Constitucional en las Sentencias Nro. 014-2002-AI/TC y 014-2003-AI/TC, en las que se establece los procedimientos para una reforma constitucional total a efecto de quitarnos de encima ese librarnos del legado directo de la dictadura, aunado a que tal como lo advirtió el jurista Juan Chávez Molina (ex miembro del JNE) durante el proceso de referéndum en 1993 el fujimorismo apeló al fraude de manera grosera, llegándose al extremo de alterar resultados con liquid paper para favorecer la opción del SI y se dejaron de contar votos en departamentos donde el No se iba imponiendo al cierre del conteo.

Para concluir, cito la frase de Gustav Radbruch en su pequeño trabajo “5 minutos sobre la filosofía del derecho”, los juristas deben de tener el coraje de no llamar derecho a lo que no es, sino el nudo del poder. Porque es precisamente el derecho el sistema que mejor legitima un régimen donde los hombres se asumen libres, iguales y dignos y es un concepto por el que todos los tiranos hacen esfuerzos importantes para apropiarse de él, al igual que luchan por apropiarse del término democracia, para de esa forma provocar un adormecimiento en quienes no tienen por qué conocer las esencias de los fenómenos y basta con que les repitan propagandísticamente los términos, y de esta manera asentarse y perpetuarse en el Poder.


Escrito por

Luis Tubillas

Abogado, investigador de historia y política, miembro del Parlamento Joven, especialista en Derecho Parlamentario.


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